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01 noviembre, 2011

Triqui Triqui Halloween...



Fue en Halloween de 1992, si mal no recuerdo. Tenía solo 9 añitos y me disfrace de “El Conde Drácula”… que iba a saber yo que me iba a obsesionar tanto con el personaje? Ese mismo año, y gracias a la “goma” que me causo el disfraz, comencé a coleccionar todo lo que tuviera la imagen del mítico personaje de horror. Desde la figurita que venía con la “Paleta Drácula” hasta recortes de revistas… afición que llego al máximo cuando vi el año siguiente en la recordada “Trilogía” de Canal 5 un domingo (bendita sea la televisión por cable de mi niñez) las películas Fright Night y The Lost Boys, que terminaron de consagrar mi afición a los vampiros.

Halloween es muy diferente cuando uno es niño. Recuerdo que me disfrace hasta los 10 años, y cada año salía ansioso con mis amigos y mis hermanas, tocando casa por casa en los barrios en que viví con el conocido coro:



”Triqui Triqui Halloween, quiero dulces para mi”


Y los días siguientes de consumir dulces y más dulces (eran días, porque mi madre no me los dejaba comer todos la misma noche)… tiempos felices e inocentes :)

Anoche tuve la oportunidad de recorrer varias calles de mi ciudad, llevaba una pequeña calabaza con dulces que iba repartiendo a los niños disfrazados de la mano de sus padres… no me duraron ni media hora, pues a mí, que no me gustan los niños ni poquito y jamás querría tener uno, me pudo la ternura de ver a esos pequeños Ninjas, Hadas, Princesas y Spider-Man que andaban por ahí cantando:



”Quiero Paz, Quiero amor, quiero dulces por montón”


OK… la canción ha desmejorado bastante, y se pierde esa intención de espíritu chocarrero del Samhain… pero no por eso me voy a negar a darles dulces.

Este es el primer año de mi vida en que no tengo televisión. No la extrañaba hasta ahora, pues quería mirar los canales de películas y ver que habían programado en sus infaltables maratones de Día de Brujas. Recuerdo que fue en esas maratones que pude ver grandes clásicos como The Tingler, Serie-B divertidísima como Pumpkinhead 2 y disfrutar de nuevas sagas como la de Blade… además, siempre hay que ver films de terror por esta época! No podemos enojar a los espíritus de Halloween faltando a esa tradición!



Y hablando de los espíritus de Halloween, recuerdo que por la época en que ya no me disfrazaba se desato una especie de susto satánico por el país. Cada año por estas fechas los noticieros y periódicos anunciaban que había que cuidar los niños porque las sectas satánicas se alborotaban por estas fechas y secuestraban niños para sacrificarlos. Fueron épocas en que había menos niños en las calles, que la celebración de los disfraces se limitó a los centros comerciales. Ni en las peores épocas de la violencia del narcotráfico se veía a la gente tan asustada. Durante esos años, cada 31 de Octubre mi abuelita llamaba a la casa para pedirle a mi madre “que no dejara salir a los niños que se los roban los satánicos”.

Sobra decir que nunca paso nada, no hubo ningún caso de un niño sacrificado. Pero entonces se metio la iglesia en el cuento. Recuerdo que también fueron varios años en los que en los medios salían los religiosos (principalmente de iglesias cristianas, pero también sacerdotes católicos) a hablar en contra de la celebración del Halloween calificándolo de una tradición pagana contraria a los valores colombianos (JAJAJAJAJAJAJAJA). Aunque según parece hay lugares en que estas críticas tuvieron éxito (un amigo Barranquillero me conto que en su ciudad no se celebra el “día de Brujas” sino el “día de los Angelitos”, no puedo afirmar la veracidad de esto) la verdad es que el Halloween sobrevivió en Colombia a estos años oscuros y ayer vi la prueba máximo de ello: mi generación, la generación que creció disfrazándose de superhéroes, estaba disfrazada junto a sus hijos.

Un padre con su hijo ambos de piratas, una madre cuyo disfraz de Scooby-Doo lucia mucho mejor que los disfraces de sus hijos eran solo algunos de los ejemplos, de verdad que me dio mucha alegría ver la tradición en la que se ha convertido la celebración de esta fecha… lástima que una hora más tarde las calles en las que tan alegremente los niños recibían dulces fueran invadidas por la parte fastidiosa del Halloween: Los hombres vestidos de mujer (que represión psicología estarán demostrando ahí?) Los hombres vestidos solamente con pañales mujer (que represión psicología estarán demostrando ahí?) y los peores de todos, los que atacan arrojando harina a los disfrazados desde los carros.

Pero de todas maneras esas ya no son mis fiestas de Halloween… a mí me esperan son las discotecas y bares que sin falta organizan fiestas de disfraces por estas épocas. Estos son los lugares donde la gente va a lucir su disfraz, y siempre hay sorpresas: trajes super-elaborados, chicas super sexys, personajes entrañables y mucha, mucha rumba electrónica y licor. Allí (y a los concursos de disfraces organizados por los otakus) es a donde nos gusta ir a los frikis a lucir nuestros trajes, muchas veces cortados y cosidos por nosotros mismos en homenaje a algún personaje de alguna película, videojuego o anime que amemos.

FRIKIS!!!


Y así seguirán siendo los Halloween; de fiestas, dulces, disfraces, dulces y más dulces.

1 comentario:

Roycob dijo...

Y que paso con los Scream Awards, estuvieron mejores que los del año pasado!