Ricardo Silva Romero, critico de cine de la revista Semana, ha escrito la mas interesante reseña que he leido del remake de Funny Games, dirigido por Michael Haneke (que tambien dirigio la original en 1997 y que es calcada casi plano por plano)... (vaya, estoy robando muchos articulos a publicaciones nacionales ultimamente).
Aléjese de esta película si lo que quiere es divertirse. Húyale como al infierno si no tiene paciencia. Cuenta la historia de una pequeña familia que es acosada, en su casa de campo, por dos jóvenes sicópatas vestidos de blanco, pero en verdad es una experiencia diseñada para cuestionar, enervar e indignar a los espectadores. Y, como dice su director, el austríaco Michael Haneke, sólo podrá vivirla de principio a fin quien se la tome como punto de partida para una discusión sobre “cómo se representa la violencia en el cine”.
A Haneke le gusta torturar dentro y fuera de la pantalla: si revisamos sus largometrajes, Benny’s video (1992), La profesora de piano (2001) y Escondido (2005), entre estos, muy pronto notaremos que suele acorralar, someter y humillar a unos personajes que él mismo llama “burgueses”, y que, en medio de ese juego perverso, los espectadores tienden a sentir que si no se salen del teatro (o si no presionan stop en el control remoto) serán considerados cómplices de la barbarie.
Lo más misterioso de Juegos peligrosos es que se trata de una nueva versión, prácticamente idéntica, de un clásico de culto que el mismo Haneke dirigió en 1997. Sí, esta vez ha sido interpretada por un trío de estrellas gringas que nos hace recordar que ese martirio no es más que una película, y ha contado con una luminosa fotografía, de Darius Khondji, que hace ver ese mundo aun más aterrador, pero la actual Juegos peligrosos no le agrega una sola idea nueva a su antecesora.
¿Por qué a Haneke se le metió en la cabeza filmarla de nuevo? Porque es mucho más fácil que llegue a los teatros del planeta una producción en inglés protagonizada por actores famosos. Y a él le parecía importante que ese relato macabro (en el que los verdugos le guiñan el ojo a la cámara, le hablan al público, rebobinan la película hasta que suceda lo que quieren) llegara a la mayor cantidad posible de gente. Quería mostrarles a más espectadores cómo son de manipulables. Quería probarles que si no se salen del teatro, si se quedan hasta el final con la boca abierta, es porque en el fondo les fascina la violencia.
Yo me quedé hasta la última escena porque sentí que esa era una experiencia que debía vivir. Soporté las escenas artificiosas que siempre conducen a algo peor, esos hermosos planos largos que subrayan la impotencia del público y aquel tercer acto que no es más que un abuso, con la esperanza de que el final me revelara algo que no supiera desde el principio. Y no, nada, todo fue en vano. Lo único que Juegos peligrosos revela en su cierre es la personalidad fascinante de un director que parte de la base de que el público es un rebaño de borregos, que no se ha dado cuenta de lo aburridos que pueden ser sus castigos, y que sin querer, como un héroe trágico de aquellos, les ha regalado más imágenes imborrables a los amantes de la violencia.
A Haneke le gusta torturar dentro y fuera de la pantalla: si revisamos sus largometrajes, Benny’s video (1992), La profesora de piano (2001) y Escondido (2005), entre estos, muy pronto notaremos que suele acorralar, someter y humillar a unos personajes que él mismo llama “burgueses”, y que, en medio de ese juego perverso, los espectadores tienden a sentir que si no se salen del teatro (o si no presionan stop en el control remoto) serán considerados cómplices de la barbarie.
Lo más misterioso de Juegos peligrosos es que se trata de una nueva versión, prácticamente idéntica, de un clásico de culto que el mismo Haneke dirigió en 1997. Sí, esta vez ha sido interpretada por un trío de estrellas gringas que nos hace recordar que ese martirio no es más que una película, y ha contado con una luminosa fotografía, de Darius Khondji, que hace ver ese mundo aun más aterrador, pero la actual Juegos peligrosos no le agrega una sola idea nueva a su antecesora.
¿Por qué a Haneke se le metió en la cabeza filmarla de nuevo? Porque es mucho más fácil que llegue a los teatros del planeta una producción en inglés protagonizada por actores famosos. Y a él le parecía importante que ese relato macabro (en el que los verdugos le guiñan el ojo a la cámara, le hablan al público, rebobinan la película hasta que suceda lo que quieren) llegara a la mayor cantidad posible de gente. Quería mostrarles a más espectadores cómo son de manipulables. Quería probarles que si no se salen del teatro, si se quedan hasta el final con la boca abierta, es porque en el fondo les fascina la violencia.
Yo me quedé hasta la última escena porque sentí que esa era una experiencia que debía vivir. Soporté las escenas artificiosas que siempre conducen a algo peor, esos hermosos planos largos que subrayan la impotencia del público y aquel tercer acto que no es más que un abuso, con la esperanza de que el final me revelara algo que no supiera desde el principio. Y no, nada, todo fue en vano. Lo único que Juegos peligrosos revela en su cierre es la personalidad fascinante de un director que parte de la base de que el público es un rebaño de borregos, que no se ha dado cuenta de lo aburridos que pueden ser sus castigos, y que sin querer, como un héroe trágico de aquellos, les ha regalado más imágenes imborrables a los amantes de la violencia.
5 comentarios:
Pues...en el fondo me fascina la violencia. xD
Esta reseña, me ha dejado pensando en varias ocasiones...
*La ire a ver, y tratare d analizarla...
-Tambien la estan exhibiendo en Colombia?
*Aqui en Peru se acaba d estrenar*
Yo me la vi ayer y solo tengo una cosa para decir,si lo que esperan es ver violencia audio visual vean otra cosa,esta pelicula es una mierda estresante,donde se cortan con la violencia y practicamente no muestran nada, la verda cero que perdi dos horas de mi vida,con lo unico que cumple la pelciula es con estresar por que no se como se oosan a llamar violencia a lo que esta basofia de pelicula muestra.
La verdad hay mejores cosas que ver que esta pelicula, solo venala como ultima opcion.
Kim:
Obviamente no has querido-o podido- captar el mensaje que el autor da. Una lástima que caigas en una sedienta búsqueda de violencia.
A ver rambo chico, para que se te quite el malsabor.
por q no mejor ven holocausto canibal y asunto areglado
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