(Antes que lo olvide, pueden seguirme en Letterboxd para leer allí mini-reseñas mías de toda clase de películas, no solo de terror)
Sinopsis: Las chicas de un colegio católico en un pequeño pueblo japonés comienzan a obsesionarse con una fotografía de Aya, la chica más popular de la escuela, y a desaparecer misteriosamente.
Fatal Frame es una de mis sagas de videojuegos favoritas, una mezcla perfecta entre sustos, ambientación e historias intrigantes que me mantiene pegado por horas a la consola... eso cuando reuno el valor suficiente para ponerme a jugarla. Por eso me emocioné mucho cuando anunciaron una adaptación cinematográfica a pesar de que desconfío enormemente de las películas basadas en videojuegos (en serio, las buenas se pueden contar con los dedos de una mano).
En los juegos uno (casi) siempre controla a un personaje que tiene en su poder la camara obscura con la que se puede exorcizar a los espíritus tomándoles fotos (si, se que suena tonto, pero créanme que cuando lo estén jugando no se van a reir). Este es probablemente el elemento más icónico de la saga y resulta muy extraño que el guión del film lo haya dejado casi totalmente a un lado; si, hay una cámara obscura y aparentemente si se puede tomar fotos de fantasmas con ella (pero no exorcizarlos), pero es algo que queda en un segundo plano ante la trama principal que gira alrededor de la fantasmal figura de Aya.
Aya no está realmente muerta, está recluida en su habitación por razones misteriosas. Estar viva no impide que su imagen se aparezca ante las demás chicas, sobre todo las que fascinadas con ella siguen un ritual en que besan una fotografía de Aya a la medianoche buscando que esta magia atraiga su atención, pero en su lugar tiene resultados funestos. A diferencia de los poderosos rituales que vemos en los juegos y que suelen tener resultados apocalípticos, los rituales del film parecen más juegos de adolescentes, agüeros para atrapar al ser amado que a pesar de su menor escala resultan ser bastante interesantes y misteriosos y logran capturar más y más nuestra atención a medida que vamos descubriendo lo que ocurre y su relación con otros rituales más trágicos realizados años atrás. Lastimosamente, a medida que se acerca al final nos hacen ciertas revelaciones bastante forzadas que parecen una referencia forzada a Ringu y que buscan vincular todo lo ocurrido pero a la vez complican innecesariamente la trama y las relaciones de algunos personajes, lo cual es bastante decepcionante, de hecho, Fatal Frame tiene varios personajes que aparentan ser de importancia, pero resultan no ser más que relleno. Esto puede deberse a que está basada en una novela (novela a su vez basada en el juego) y es usual que este tipo de adaptaciones tenga estos problemas al cortar las escenas que dotan de trasfondo e importancia a algunos participantes de la historia.
Afortunadamente hay un contrapeso en la relación de la protagonista, Michi, con sus amigas Kasumi, Risa, Itsuki y la misma Aya, pues estas son el elemento central del film alrededor del que gira todo lo demás y mediante el cual se nos presenta una tierna pero trágica historia de romance entre chicas. Los personajes principales son definitivamente uno de los puntos fuertes del film.
Pero definitivamente lo que hizo que me enamorara perdidamente de esta película es su aspecto visual, Fatal Frame luce hermosa. A pesar de desarrollarse en la época actual (algo que solo nos es indicado por la presencia de celulares en una escena) tiene un look atemporal que recuerda mucho a las películas clásicas y elegantes de terror de los 40’s y los 60’s, algo acentuado por una fantástica fotografía muy acentuada en el color amarillo (miren! como Fatal Frame IV) y una construcción de escenas que las hacen parecer pinturas religiosas... y hablando de religión, sigo fascinado por la forma en que hacen de Aya una figura casi divina, con bellísimas escenas como aquella en que desciende sobre un grupo de alumnas o en la que camina sobre el agua que le dan una nada sutil similitud con Cristo (el hecho de que casi toda la película se desarrolle en un colegio cristiano lleno de monjas y crucifijos también ayuda). Hay una escena en especial que me recordó tanto a La Pietá como a un conocido pasaje bíblico que me quitó el aliento. Esto crea un muy interesante contraste con el tema lésbico de la película.
A pesar de la forma tan innecesariamente complicada en que se desenreda la trama, de los problemas con el desarrollo de la historia y de la carencia de sustos tengo que recomendar muchísimo está película tanto a los fans del J-Horror como a los de los videojuegos. Una vez que se logra superar el hecho de que la fotografía de fantasmas no forma un parte importante de ella, encontramos que el alma de las historias de los juegos de Tecmo-Koei sí reside aquí, la forma es diferente y la iconografía shintoista es reemplazada con la cristiana, pero mantiene sus temas de rituales oscuros y del “otro mundo” como simbolo de la perdida de seres amados (y también hay un personaje de apellido Asou, aunque no creo que esté relacionado con “ese” Asou).
Lo Bueno: Fantástica ambientación y bellas escenas que podrían volverse icónicas.
Lo Malo: Los fans de los juegos extrañarán mucho la cacería de fantasmas cámara en mano.
Lo Feo: Lo compleja que se torna la trama al final, creando giros “inesperados” que nunca nos son referenciados.
Fatal Frame es una de mis sagas de videojuegos favoritas, una mezcla perfecta entre sustos, ambientación e historias intrigantes que me mantiene pegado por horas a la consola... eso cuando reuno el valor suficiente para ponerme a jugarla. Por eso me emocioné mucho cuando anunciaron una adaptación cinematográfica a pesar de que desconfío enormemente de las películas basadas en videojuegos (en serio, las buenas se pueden contar con los dedos de una mano).
En los juegos uno (casi) siempre controla a un personaje que tiene en su poder la camara obscura con la que se puede exorcizar a los espíritus tomándoles fotos (si, se que suena tonto, pero créanme que cuando lo estén jugando no se van a reir). Este es probablemente el elemento más icónico de la saga y resulta muy extraño que el guión del film lo haya dejado casi totalmente a un lado; si, hay una cámara obscura y aparentemente si se puede tomar fotos de fantasmas con ella (pero no exorcizarlos), pero es algo que queda en un segundo plano ante la trama principal que gira alrededor de la fantasmal figura de Aya.
Aya no está realmente muerta, está recluida en su habitación por razones misteriosas. Estar viva no impide que su imagen se aparezca ante las demás chicas, sobre todo las que fascinadas con ella siguen un ritual en que besan una fotografía de Aya a la medianoche buscando que esta magia atraiga su atención, pero en su lugar tiene resultados funestos. A diferencia de los poderosos rituales que vemos en los juegos y que suelen tener resultados apocalípticos, los rituales del film parecen más juegos de adolescentes, agüeros para atrapar al ser amado que a pesar de su menor escala resultan ser bastante interesantes y misteriosos y logran capturar más y más nuestra atención a medida que vamos descubriendo lo que ocurre y su relación con otros rituales más trágicos realizados años atrás. Lastimosamente, a medida que se acerca al final nos hacen ciertas revelaciones bastante forzadas que parecen una referencia forzada a Ringu y que buscan vincular todo lo ocurrido pero a la vez complican innecesariamente la trama y las relaciones de algunos personajes, lo cual es bastante decepcionante, de hecho, Fatal Frame tiene varios personajes que aparentan ser de importancia, pero resultan no ser más que relleno. Esto puede deberse a que está basada en una novela (novela a su vez basada en el juego) y es usual que este tipo de adaptaciones tenga estos problemas al cortar las escenas que dotan de trasfondo e importancia a algunos participantes de la historia.
Afortunadamente hay un contrapeso en la relación de la protagonista, Michi, con sus amigas Kasumi, Risa, Itsuki y la misma Aya, pues estas son el elemento central del film alrededor del que gira todo lo demás y mediante el cual se nos presenta una tierna pero trágica historia de romance entre chicas. Los personajes principales son definitivamente uno de los puntos fuertes del film.
Pero definitivamente lo que hizo que me enamorara perdidamente de esta película es su aspecto visual, Fatal Frame luce hermosa. A pesar de desarrollarse en la época actual (algo que solo nos es indicado por la presencia de celulares en una escena) tiene un look atemporal que recuerda mucho a las películas clásicas y elegantes de terror de los 40’s y los 60’s, algo acentuado por una fantástica fotografía muy acentuada en el color amarillo (miren! como Fatal Frame IV) y una construcción de escenas que las hacen parecer pinturas religiosas... y hablando de religión, sigo fascinado por la forma en que hacen de Aya una figura casi divina, con bellísimas escenas como aquella en que desciende sobre un grupo de alumnas o en la que camina sobre el agua que le dan una nada sutil similitud con Cristo (el hecho de que casi toda la película se desarrolle en un colegio cristiano lleno de monjas y crucifijos también ayuda). Hay una escena en especial que me recordó tanto a La Pietá como a un conocido pasaje bíblico que me quitó el aliento. Esto crea un muy interesante contraste con el tema lésbico de la película.
A pesar de la forma tan innecesariamente complicada en que se desenreda la trama, de los problemas con el desarrollo de la historia y de la carencia de sustos tengo que recomendar muchísimo está película tanto a los fans del J-Horror como a los de los videojuegos. Una vez que se logra superar el hecho de que la fotografía de fantasmas no forma un parte importante de ella, encontramos que el alma de las historias de los juegos de Tecmo-Koei sí reside aquí, la forma es diferente y la iconografía shintoista es reemplazada con la cristiana, pero mantiene sus temas de rituales oscuros y del “otro mundo” como simbolo de la perdida de seres amados (y también hay un personaje de apellido Asou, aunque no creo que esté relacionado con “ese” Asou).
CALIFICACIÓN: 7.5/10