Sinopsis: Un “mocumental” sobre un cuarteto de vampiros que comparten un hogar en Wellington, Nueva Zelanda.
Desde hace un tiempo que la ficción de vampiros viene en decadencia. Muchos culparán a las historias románticas para adolescentes tipo Twilight o The Vampire Diaries, pero la verdad es que el género de los chupasangres ya se encontraba desde hace muchos estancado, con muy pocas películas que valieran la pena... y de esa triste realidad emerge What we do in The Shadows que aprovecha todos esos clichés que hemos visto hasta la saciedad para burlarse de ellos.
Cada uno de los miembros del grupo de protagonistas representa a un estereotipo vampírico; Viago es un vampiro estilo victoriano, muy elegante, romántico y hasta idealista, Vladislav es la imagen del mismo Drácula y parecía ser un antiguo noble que encontraba placer en torturar a sus súbditos, Deacon es un “joven” vampiro de menos de dos siglos de edad que solo quiere disfrutar y pasarla bueno usando sus poderes que ha adquirido una seguidora bajo la promesa de transformarla y por último tenemos a Petyr, un vampiro tan antiguo que ya no parece humano y representa a los vampiros tipo Conde Orlock de Nosferatu. Inicialmente los podemos ver discutiendo por las tareas del hogar, usando sus poderes vampíricos para hacer aseo o perseguir víctimas de un modo patético pero luego las cosas se complican cuando Petyr transforma por accidente a una víctima, Viago recuerda obsesionado a un viejo amor y se acerca un baile que reúne a todas las criaturas no-muertas de la ciudad.
Parte del humor del film se debe a lo anacrónicos y torpes que son estos vampiros para funcionar en la sociedad moderna y al uso de sus poderes en circunstancias absurdas (pelea de murciélagos!) y aunque la verdad es que puede ser bastante graciosa (nada raro si tomamos en cuenta que hay gente aquí de Flight of The Conchords), la película no va mucho más allá, ningún momento resulta memorable y los protagonistas, aunque simpáticos, nunca hacen que uno se encariñe o interese en ellos. Ah! y antes de que se me olvide. Si, hay algo de violencia y escenas sangrientas, pero todas se mantienen en el contexto bromista.
Puedo recomendar sin miedo está película sobre todo a los fans de los vampiros que no se tomen demasiado en serio el cuento, pero la verdad es que no es nada para tirar cohetes.
Lo Bueno: Muy buenas bromas. Se nota el conocimiento y amor de los creadores por las historias de vampiros.
Lo Malo: No tiene grandes momentos ni personajes inolvidables.
Lo Feo: Tuve que verla sin subtitulos. El acento de los Neozelandeses es una cosa complicada..
Desde hace un tiempo que la ficción de vampiros viene en decadencia. Muchos culparán a las historias románticas para adolescentes tipo Twilight o The Vampire Diaries, pero la verdad es que el género de los chupasangres ya se encontraba desde hace muchos estancado, con muy pocas películas que valieran la pena... y de esa triste realidad emerge What we do in The Shadows que aprovecha todos esos clichés que hemos visto hasta la saciedad para burlarse de ellos.
Cada uno de los miembros del grupo de protagonistas representa a un estereotipo vampírico; Viago es un vampiro estilo victoriano, muy elegante, romántico y hasta idealista, Vladislav es la imagen del mismo Drácula y parecía ser un antiguo noble que encontraba placer en torturar a sus súbditos, Deacon es un “joven” vampiro de menos de dos siglos de edad que solo quiere disfrutar y pasarla bueno usando sus poderes que ha adquirido una seguidora bajo la promesa de transformarla y por último tenemos a Petyr, un vampiro tan antiguo que ya no parece humano y representa a los vampiros tipo Conde Orlock de Nosferatu. Inicialmente los podemos ver discutiendo por las tareas del hogar, usando sus poderes vampíricos para hacer aseo o perseguir víctimas de un modo patético pero luego las cosas se complican cuando Petyr transforma por accidente a una víctima, Viago recuerda obsesionado a un viejo amor y se acerca un baile que reúne a todas las criaturas no-muertas de la ciudad.
Parte del humor del film se debe a lo anacrónicos y torpes que son estos vampiros para funcionar en la sociedad moderna y al uso de sus poderes en circunstancias absurdas (pelea de murciélagos!) y aunque la verdad es que puede ser bastante graciosa (nada raro si tomamos en cuenta que hay gente aquí de Flight of The Conchords), la película no va mucho más allá, ningún momento resulta memorable y los protagonistas, aunque simpáticos, nunca hacen que uno se encariñe o interese en ellos. Ah! y antes de que se me olvide. Si, hay algo de violencia y escenas sangrientas, pero todas se mantienen en el contexto bromista.
Puedo recomendar sin miedo está película sobre todo a los fans de los vampiros que no se tomen demasiado en serio el cuento, pero la verdad es que no es nada para tirar cohetes.
CALIFICACIÓN: 7/10
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